Verás,

Año tras año, las monjas de clausura de un convento de Granada, hacen pastas y mermeladas para sacar ingresos para el mantenimiento del convento.

Algo normal que hacen en otros conventos de España.

Pero, se dieron cuenta, de que de junio a septiembre la gente no compra dulces y les dieron por pivotar de producto.

Como una de ellas, Sor María Dolores, no le salían las cuentas, vieron el problema y propusieron una solución.

Y dijo una de ellas: «Y si hacemos Sushi»

Algunas de ellas, son de Filipinas y pensaron que por probarlo no había nada que perder y se pusieron manos a la obra.

Dos meses después, la gente hacía cola en el convento para hacer su pedido de sushi y comida asiática.

Estas monjas, sin ser expertas en negocios, ni ventas, ni tener un lamborghini en la puerta, han dado con la gallina de los huevos de oro.

Bien, el caso es.

Que hay tres puntos muy evidentes en el caso de éxito de estas monjas.

1-No se han obsesionado con una idea de negocio. Como dice Steve Jobs, primero busca la experiencia del cliente y luego todo lo demás: producto, servicio o tecnología de turno. Nunca sabrás si tu público quiere algo hasta que lo lances al mercado. Los que más arriesgan son los que más probabilidades tienen de acertar.

2-Encontrar lo que el público quiere comprar, muchas veces es una lotería. Un camino de prueba y error. No hay fórmulas mágicas. Puedes tener una visión estratégica más acertada conforme vas acumulando experiencias y darle a la diana, pero hasta los grandes empresarios, siguen cerrando negocios que no funcionan.

3-Identificar tu ventaja competitiva respecto a tu competencia es lo que más te acercará al éxito. ¿Has visto antes algún convento que venda sushi? Yo no. Esto es una diferenciación tan grande respecto a otros conventos, que solo por eso iría a probar su comida por curiosidad. Si encima está bueno, esa curiosidad se terminará en fidelidad al producto.

Bien suficiente valor por hoy, que acabamos de arrancar la semana.

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